1 Vivía en Cesarea un centurión llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano. |
2 Él y toda su familia eran devotos y temerosos de Dios. Realizaba muchas obras de beneficencia para el pueblo de Israel y oraba a Dios constantemente. |
3 Un día, como a las tres de la tarde,* tuvo una visión. Vio claramente a un ángel de Dios que se le acercaba y le decía: --¡Cornelio! |
4 --¿Qué quieres, Señor? --le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo. --Dios ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como una ofrenda --le contestó el ángel--. |
5 Envía de inmediato a algunos hombres a Jope para que hagan venir a un tal Simón, apodado Pedro. |
6 Él se hospeda con Simón el curtidor, que tiene su casa junto al mar. |
7 Después de que se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado devoto de los que le servían regularmente. |
8 Les explicó todo lo que había sucedido y los envió a Jope. |
9 Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era casi el mediodía.* |
10 Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis. |
11 Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. |
12 En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves. |
13 --Levántate, Pedro; mata y come --le dijo una voz. |
14 --¡De ninguna manera, Señor! --replicó Pedro--. Jamás he comido nada impuro o inmundo. |
15 Por segunda vez le insistió la voz: --Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro. |
16 Esto sucedió tres veces, y en seguida la sábana fue recogida al cielo. |
17 Pedro no atinaba a explicarse cuál podría ser el significado de la visión. Mientras tanto, los hombres enviados por Cornelio, que estaban preguntado por la casa de Simón, se presentaron a la puerta. |
18 Llamando, averiguaron si allí se hospedaba Simón, apodado Pedro. |
19 Mientras Pedro seguía reflexionando sobre el significado de la visión, el Espíritu le dijo: "Mira, Simón, tres* hombres te buscan. |
20 Date prisa, baja y no dudes en ir con ellos, porque yo los he enviado." |
21 Pedro bajó y les dijo a los hombres: --Aquí estoy; yo soy el que ustedes buscan. ¿Qué asunto los ha traído por acá? |
22 Ellos le contestaron: --Venimos de parte del centurión Cornelio, un hombre justo y temeroso de Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dio instrucciones de invitarlo a usted a su casa para escuchar lo que usted tiene que decirle. |
23 Entonces Pedro los invitó a pasar y los hospedó. Al día siguiente, Pedro se fue con ellos acompañado de algunos creyentes de Jope. |
24 Un día después llegó a Cesarea. Cornelio estaba esperándolo con los parientes y amigos íntimos que había reunido. |
25 Al llegar Pedro a la casa, Cornelio salió a recibirlo y, postrándose delante de él, le rindió homenaje. |
26 Pero Pedro hizo que se levantara, y le dijo: --Ponte de pie, que sólo soy un hombre como tú. |
27 Pedro entró en la casa conversando con él, y encontró a muchos reunidos. |
28 Entonces les habló así: --Ustedes saben muy bien que nuestra ley prohíbe que un judío se junte con un extranjero o lo visite. Pero Dios me ha hecho ver que a nadie debo llamar impuro o inmundo. |
29 Por eso, cuando mandaron por mí, vine sin poner ninguna objeción. Ahora permítanme preguntarles: ¿para qué me hicieron venir? |
30 Cornelio contestó: --Hace cuatro días a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo en casa orando.* De repente apareció delante de mí un hombre vestido con ropa brillante, |
31 y me dijo: 'Cornelio, Dios ha oído tu oración y se ha acordado de tus obras de beneficencia. |
32 Por lo tanto, envía a alguien a Jope para hacer venir a Simón, apodado Pedro, que se hospeda en casa de Simón el curtidor, junto al mar.' |
33 Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha encomendado que nos digas. |
34 Pedro tomó la palabra, y dijo: --Ahora comprendo que en realidad para Dios no hay favoritismos, |
35 sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia. |
36 Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. |
37 Ustedes conocen este mensaje que se difundió por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan. |
38 Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. |
39 Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero, |
40 pero Dios lo resucitó al tercer día y dispuso que se apareciera, |
41 no a todo el pueblo, sino a nosotros, testigos previamente escogidos por Dios, que comimos y bebimos con él después de su resurrección. |
42 Él nos mandó a predicar al pueblo y a dar solemne testimonio de que ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos. |
43 De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados. |
44 Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje. |
45 Los defensores de la circuncisión que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los gentiles, |
46 pues los oían hablar en lenguas y alabar a Dios. Entonces Pedro respondió: |
47 --¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros? |
48 Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedara con ellos algunos días. |